Lxs marikas tampoco somos hombres

Entrada recuperada del Blog del Bloque Andaluz de Revolución Sexual

Mi hombría es aceptarme diferente, ser cobarde es mucho más duro; yo no pongo la otra mejilla, pongo el culo compañero… y esa es mi venganza.” (Pedro Lemebel)

El tercer encuentro de marikas no mixto de corporalidades diversas se acerca y se me viene a la memoria aquellas palabras que escribí tras vivenciar el primer encuentro en el CSOA La 13/14 de Vallekas hace ya más de un año… Algo ha llovido desde esa experiencia pero aún me remuevo cuando leo los renglones que ahora quiero compartir con vosotrxs. Lluvia y tiempo que han servido para la construcción de un segundo encuentro en el Valle de Querol (Tarragona) el pasado septiembre y para que en esta tercera ocasión queramos dotarle de nuevas reflexiones, sentimientos y luchas que nos atraviesan como sureñxs. Que estas palabras sirvan de invitación para lo que se avecina: el encuentro ¡Ponme mirando al Sur, Marikón!

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SOBRE EL 1º ENCUENTRO MARIKA TRANSFEMINISTA,LIBERTARIO, NO MIXTO.

Las presentes líneas nacen de reflexiones previas, pero toman aún más fuerza e intensidad tras la asistencia al encuentro de marikas-transfeministas-libertario-no mixto del pasado mes de febrero en el centro social okupado La 13/14 de Vallekas.

Era la primera vez que se hacía un encuentro de estas características en el Estado español y algunxs llegábamos a dichas jornadas con una sensación de reticencia, debido precisamente a la seña de no mixtura del mismo. Nunca antes habíamos experimentado esa vivencia puesto que en nuestra cotidianidad, en nuestras militancias, en nuestro día a día siempre son compartidas con nuestrxs hermanxs mujeres, bolleras y trans, y nos “incomodaba” el asistir a un encuentro no pensado para ellxs. Teníamos la sensación de que no tenía sentido algo como tal puesto que tenemos la impresión de que no podemos vivir sin ellxs. De hecho, a veces he tenido la sensación de encarnar el bollerío en un cuerpo con bio-polla y muchas de las veces que me he enfrentado a un foro comenzaba situándome desde la posición de bollera, precaria y revolucionaria.

Finalmente, asistimos al encuentro, y tras la primera media hora de nervios y el ratito empleado para conocernos todo comenzó a cambiar. Un grupo de marikas perdidas en la “no mixticidad” (gracias Jordi por tu charlita) comenzamos a socializar como nunca antes lo habíamos hecho. Sin saber muy bien cómo, puesto como ya he dicho, era la primera vez que nos rodeábamos de tantxs marikas politizadas (desde diversos lugares activistas) y con ganas de politizar(nos).

Fueron numerosas las actividades, charlas, talleres, performances, proyecciones que entre birra y birra fomentaron el sentir de conexiones muy profundas e intensas entre lxs allí presentes. Fueron diversos los debates creados y las reflexiones aportadas. A mí, me gustaría okupar este pequeño texto para hablar de una de ellas.

Algunx de nosotrxs hizo hincapié varias veces en preguntar si lxs marikas éramos (cis)hombres o no. Por supuesto, nadie tenía certeza al contestar esta pregunta, pero fueron muy ricas y diversas las aportaciones de lxs compañerxs. Tampoco el fin era salir del encuentro con conclusiones fijas y cerradas, sino más bien llevarnos para nuestras casas, nuestras ciudades, nuestros hoteles-burdeles, nuestros cortijos, nuestros pueblos okupados y valles encantados pensamientos, vivencias, conexiones y sensaciones sobre las que reflexionar.

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APORTACIONES TEÓRICO-ACTIVISTAS

Comienzo repensando la anterior cuestión siguiendo a una de mis grandes, La Wittig. Esta feminista lesbiana nos ha dado numerosos orgasmos con su obra El pensamiento heterosexual y otros ensayos cuando teorizaba la heterosexualidad como un régimen político y económico que oprimía a través de diversos mecanismos, aunque no solo, a las mujeres. Wittig entiende que es dentro de la estructura heterosexual donde se construyen el hombre y la mujer. Es precisamente la relación entre ambxs dentro de la estructura lo que nos convierte en hombres y mujeres. Por eso, ella no duda en afirmar que “las lesbianas no son mujeres”, puesto que se escapan de esa relación, y apuesta por ellas, la sociedad lesbiana, para destruir el mito de la mujer como natural. Al igual que otras pensadoras, entendía que es la estructura, es la jerarquía, es la opresión la que construye los géneros, y no al revés. Como Butler, realiza un giro epistemológico en el que niegan que el género sea la extensión cultural del sexo, ayudándonos a interpretar el sexo como la encarnación de las ideas del género. Es decir, no podemos entender el sexo si no es a través de las valoraciones culturales que le otorgamos al género. Así, rompen con el pensamiento binario y dicotómico sexo/género, hombre/mujer posibilitando la emergencia de subjetividades monstruosas que pretendemos subvertir dichos parámetros normativos y homogeneizadores.

Siguiendo sus premisas, si las lesbianas no son mujeres, lxs marikas no somos hombres puesto que escapamos (o pretendemos escapar) de la posición de opresores sobre nuestrxs compañerxs al rechazar la heterosexualidad obligatoria e intentamos desaprender algunos privilegios que habíamos encarnado.

Otro punto sobre el que intentaré argumentar mi postura es a través de concebir el culo como una tecnología de género. Como aquello que produce y reproduce géneros. Ya ha sido numerosas veces teorizado y desde diversxs autorxs y activistas la relación entre la posición activa y el hombre. El hombre ha tenido como elemento constitutivo de su identidad la posición de sujeto activo, y todo lo relacionado con lo pasivo constituiría un elemento de diferenciación con lo masculino; es decir, la posición de mujer, la posición de esclavo, etc. Sujetxs pasivos, con capacidad de ser penetrados y subordinados en una jerarquía en la que quien ocupa la posición privilegiada se caracteriza precisamente por ser activo (en todos los sentidos) y penetrador.

Siguiendo estas ideas, las marikas no podemos (ni queremos) ser hombres puesto que okupamos la posición pasiva y de penetradxs. O al menos las marikas pasivas y versátiles (perdónenme estos simplismos y reduccionismos que los utilizo para entendernos con mayor rapidez y claridad y no dan cuenta de la diversidad del mundo marika). El sujeto pasivo queda relegado a la misma posición que el de las mujeres o esclavos, por ejemplo como ocurría en la Grecia Clásica o en Roma. Y el sujeto versátil, aún me parece más interesante puesto que puede romper con la dicotomía activo/pasivo posibilitando, de esta manera, lo que muchxs ansiamos, la destrucción del pensamiento binario que regula nuestras vidas y nos jerarquiza.

LOS CUIDADOS EN EL CENTRO

También quiero reforzar mi posición desde la cuestión de los cuidados. Considero que directa o indirectamente esta cuestión estuvo muy presente en el encuentro mencionado más arriba. La ternura, el cariño, los toqueteos, los folleteos, el tener a la otra persona muy en cuenta fue una constante en nuestras interacciones durante dichas jornadas. Lxs marikas asumimos nuestra posición de vulnerabilidad y de interdependencia con lxs demás y nos sentimos orgullosxs de la sensibilidad que nos ha intentado robar la ideología de la masculinidad hegemónica. Rechazamos (o pretendemos rechazar) el ideal de autosuficiencia capitalista y la violencia que constituyen al hombre hoy día y desde todos los tiempos. Nos dimos cuenta, que además de seguir construyendo nuestras manadas con nuestrxs compxs mujeres, bolleras y trans (en las que estamos muy a gusto), que estábamos comenzando a crear otras manadas a lo largo de diferentes territorios entre personas que en ocasiones andaban perdidas y que ya no lo estarán más.

Los días posteriores al encuentro, ya cada unx desde sus lugares, compartíamos emociones de plenitud, mensajeándonos, expresándonos e intentando traducir con palabras aquello que habíamos vivido durante esos días en colectividad y que seguimos sintiendo.

Varios han sido los intentos de ubicarnos en esos lugares que hoy se teorizan como nuevas masculinidades. Pero no sé muy bien por qué, desde siempre a mí esta categoría me ha rechinado (y mucho). Me parece más interesante pensar y pensarnos desde la reflexión de lx compañerx Agustinx que hablaba de por qué no ubicarnos en “nuevas feminidades”. Somos fugitivxs de la masculinidad.

¿QUIENES SÓMOS LAS MARIKAS? ¿TRANSFEMINISTAS?

Hasta la vivencia del encuentro, tengo que reconocer que tampoco me había sentidx demasiadx cómodx con la categoría marika. Quizá porque todavía no la habíamos dotado de suficiente contenido político, no así como nuestrxs compañeras bolleras y trans de lxs que tenemos mucho que aprender y compartir.

Espero que estas líneas se lean como una posición situada que no tiene fines de generalización, de homogeneización o de verdad absoluta. Me gustaría que las mismas sirvieran para aportar algunos granitos de arena a los contenidos y discursos que desde el encuentro se echaban de menos en torno a la categoría marika. Sigo pensando que nuestro lugar de politización y vivencia está en el Transfeminismo(s) (y no como aliadxs del mismo como algunxs compañerxs expresaron). Y puesto que me sigo pensando desde lo queer, entenderé esta posición como una identidad estratégica o una estrategia de desidentificación siguiendo a Paul Preciado en su artículo sobre las multitudes queer. Quiero pensar a lx marika como un sujeto múltiple, diverso e interseccional que está en constante tránsito y al que estamos intentando politizar cuestionando, entre otras cosas, los privilegios que encarnamos por haber sido socializados como hombres hasta el presente momento o aquellos que se derivan de que se nos lea como hombres, o cuestionando la absorción de algunxs por parte del capitalismo rosa.

Sigo pensando (y me remueve) en aquella cuestión que planteó unx compañerx sobre el deseo marika y el sujeto de deseo privilegiado dentro del mundo marika (el cis cuerpo marika). Claro está que esto demuestra que aún tenemos un camino largo por recorrer.

A todxs vosotrxs, con lxs que compartí risas, llantos, abrazos, emociones y lametones, para todxs vosotrxs van estas líneas y mis “maravillosas” gracias.

Diegx.

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